APARTAMENTO 143 es el producto final de más de setenta horas de material grabado en el contexto de una investigación supuestamente paranormal, condensada en un documento visual de 80 minutos. Bastó con un vistazo al guión y las notas de producción de Rodrigo Cortés para darme cuenta de que me estaba enfrentando a un reto único, uno que era terrorítico y enteramente diferente.
A lo largo de la película vemos cómo tres parapsicólgos intentan lidiar con una serie de eventos extraordinarios sin renunciar al protocolo científico más riguroso, intentando luchar contra lo sobrenatural desde un punto de vista racional. Confinados entre las cuatro paredes de una casa supuestamente embrujada, su odisea es capturada por una red de cámaras que cubren cada rincón del apartamento, dándole una perspectiva cruda y ascética a una realidad terrorífica.
La clave de la visualización inusual de la película reside en asegurarse de que el espectador no cuestione la veracidad de los eventos en pantalla. Cada elemento, desde las reacciones de los personajes hasta al rigor científico con el que lo sobrenatural es analizado, busca lograr una realidad cercana a la de un documental, un sentido de espontaneidad llevado en una manera puramente orgánica.
Precisamente considerando este enfoque, un reparto de bajo perfil fue elegido, un grupo de actores relativamente desconocidos pero extraordinarios de quienes se podría decir son los mejores actores cuyos nombres no son familiares para el público. Sólo de esa manera se podría lograr una identificación total con la realidad, libres de imágenes icónicas previas, los personajes podrían despertar en nosotros. El guión, con su estado continuo de progresión dramática medida cuidadosamente, marca los ritmos emocionales de los conflictos y perspectiva emocional de cada personaje, línea por línea, sirviendo como guía para una filmación llevada, en general, cronológicamente. Los actores y la unidad de dirección tenían que estar pisándose los talones, trabajando de un mapa establecido previamente, para detallar cada punto clave de la historia, así como las reacciones y frases específicas que fueran “capturadas” para hacer que cada escena funcionara. El reparto se dividió en dos grupos – los “científicos” y la “familia”. A cada grupo se le pidió abordar la película en una manera diferente, para que el choque de sus respectivos mundos pudiera estar mejor capturado. El primer grupo tenía que aprender los conceptos y tecnología científicos básicos usados en la película, para poder estar familiarizados con la jerga y transmitir un interés y conocimiento genuinos sobre los eventos sobrenaturales experimentados. Al segundo grupo, por su parte, se le pidió enfrentar estos eventos en una manera más dramática, conllevándose emocionalmente con una subjetividad más marcada.
En cuanto a la visualización de la película, vale la pena mencionar que las cámaras documentando las situaciones se convierten en un personaje por ellas mismas. Aunque se haya creado la ilusión de que el material ha sido organizado arbitrariamente, hay en realidad un criterio muy cuidadoso trabajando en cuanto a qué cámara se usa en cada momento diferente y por qué. Todas las clases de formatos se usan, y con la película finalmente ampliada a 35mm, un lenguaje visual se completa y el cual es adaptado en cada momento al ritmo de la historia, con precisión quirúrgica. La ayuda por parte de Rodrigo, con su mayor experiencia en texturas y en combinar lenguajes narrativos, con su criterio de narrador aplicado al proyecto desde sus inicios, pero muy abierto a ideas a pesar de ello, ha sido fundamental a lo largo de todo.
Los diferentes resultados obtenidos por cada cámara, los cuales varían dependiendo de la resolución, material, ángulo y lentes utilizados nos permiten preparar el ritmo emocional de cada escena y un estilo muy efectivo. Por ejemplo, el tinte verde de la visión nocturna nos ofrece momentos llenos de tensión y suspenso, mientras que un mini DV convencional nos acerca a escenas de ritmo más lento y más “doméstico”.
Pero por todo esto, nadie debería temer algo: el enfoque adoptado es aquel de una película de horror comercial. APARTAMENTO 143 es una película de público general “encubierta”, experimental en cuando a estilo y narrativa, pero con la estructura y ritmo de películas de horror clásicas. Y eso, finalmente, es lo que público debe sentir. Intentamos lo mejor posible el asegurarnos de que el espectador se divierta justo como se divirtió en la el más reciente éxito de terror que disfrutó en el cine.
Protagonizada por Kai Lennox, Gia Mantegna, Michael O`Keefe, Fiona Glascott, Fick Gonzalez, Francesc Garrido, Damian Roman, Laura Martuscelli y Fermì Reixach. Dirigida por Carlos Torrens. Guion por Rodrigo Cortès. Productores Rodrigo Cortes y Adrian Guerra. Casa productora Nostromo Pictures. Distribuido por Zima.
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