REEDITA INBA LIBRO SOBRE DANZA y GÉNERO

  • Se presenta Danza y Género de la investigadora del CENIDI Margarita Tortajada.
  • No existe una masculinidad o una feminidad universales, ni una forma única de ser hombre o de ser mujer.
  • Jueves 19 de abril, 19:00 horas en el CENIDI-Danza, del CENART
  • En un evento organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el próximo jueves 19 de abril a las 19:00 horas, en el Aula Magna José Vasconcelos del Centro Nacional de las Artes se presentará el libro Danza y Génerosegunda edición, escrito por Margarita Tortajada, investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza (CENIDI-Danza) José Limón del INBA.

    En entrevista, la maestra Tortajada nos habla en detalle, sobre como se construyen las identidades del bailarín y la bailarina a través de las técnicas corporales: “La definición de las características “femeninas” y “masculinas” a partir de la diferencia sexual abarca a los seres humanos, las actividades que desarrollan y las esferas de la vida donde participan. El género que implica esas características, resulta ser una construcción sociocultural (fundada en la naturaleza) que supone formas opuestas, excluyentes y jerarquizadas de ser, sentir, pensar y actuar, las cuales se tornan en desigualdad”.

    Esto ha llevado a la ilusión colectiva de la existencia de “lo femenino” y “lo masculino” a partir de una realidad «natural» por la construcción cultural y social, y que implica el dominio de un género sobre otro. El género, así como la vivencia del cuerpo, es una forma social que corresponde a una visión del mundo, que logra una justificación de la diferencia socialmente construida entre los sexos. A partir de estas divisiones es que se ha dado la identificación danza-mujer, referida a la adjudicación de valores y a las circunstancias comunes a la danza escénica y a las mujeres. Esta identificación tiene una connotación sexista, que se manifiesta en todo proceso artístico que desarrolle el sujeto concreto, ya sea hombre o mujer.

    Producto de la reflexión en torno de lo anterior y tratando de acercarse a las implicaciones y significados de la danza para mujeres y hombres, nos advierte que en este texto se incluyen los ensayos Cuerpo, danza y mujer: consideraciones teóricas y De la masculinidad y la danza. Del cuerpo y la mirada.

    En el primero de los ensayos parte de la compleja interrelación mujer-cuerpo-danza y la analiza a la luz de los conceptos de género y de poder, siempre presentes en la sociedad y los sujetos. Hace referencia a la riqueza de la danza en cuanto a su dimensión corporal (que implica operación y experiencia kinética) y su dimensión simbólica, que escapan al discurso lineal pero enseñan una nueva manera de reflexión en la práctica misma.

    Señala “la identificación de la danza con las mujeres, propia de la cultura occidental, la considero una actividad afín a ellas por su cercanía con el cuerpo y el silencio, por ser una manifestación subjetiva, artística, improductiva, y “propia” para “débiles”. -Y enfatiza que- el vehículo de la danza y la sexualidad es el mismo, y que toda ejecución dancística se encarna en el cuerpo sexualizado. Éste, construido por los y las bailarinas por medio de prácticas disciplinarias, tiene el fin de mostrarlo a la mirada de los otros, momento en el que cobra sentido su quehacer.

    La danza escénica ha significado para las mujeres un espacio de realización fuera del ámbito privado, y tanto ellas como los varones, se valen de ese espacio para desarrollarse integralmente. A pesar de las codificaciones y disciplinas corporales que implica la danza escénica y la hacen ser, siempre está presente en ella el cuerpo viviente y pensante, como una alternativa de construcción plena del ser humano en el hacer-sentir-pensar: es una posibilidad de autoconocimiento, de autovaloración y de transgresión de los patrones dominantes, y un medio para revolucionar al cuerpo.

    Desconociendo este poder, o quizá con el fin de combatirlo, en la cultura occidental la danza escénica es considerada un espacio «femenino»: a las mujeres y a la danza se les imponen valores comunes, y además, no cuenta con la «respetable» mediación del pincel, la pluma o los instrumentos musicales. La realidad rompe totalmente con esa visión. Tanto hombres como mujeres deben luchar contra su cuerpo y en pos de su construcción y perfección; contra los prejuicios culturales y sociales; contra el desprecio y desprestigio”.

    Por otro lado en el ensayo De la masculinidad y la danza. Del cuerpo y la mirada toca estos puntos en relación con los varones. Tortajada comenta “Éstos se ven obligados a seguir patrones oficiales que les garantizan ser un “hombre verdadero”: el que se ajusta a las masculinidades hegemónicas y establece los “usos legítimos” del cuerpo masculino. Ello constituye parte fundamental de la construcción de la identidad de los varones, quienes, al igual que las mujeres, desarrollan una conciencia del cuerpo, sus fronteras y operaciones. No existe una masculinidad universal ni una forma única de ser hombre, sino numerosas alternativas que corresponden a la realidad concreta de los sujetos y sus transformaciones, y que encuentran en la danza un espacio más de elaboración por ser un espacio libertario y expresivo para ambos sexos.

    Una vez hechas algunas reflexiones sobre las connotaciones del ser hombre dentro de la danza escénica, en este segundo ensayo realiza una rápida revisión histórica sobre las figuras masculinas más representativas en el contexto internacional, lo que permite conocer las influencias que han llegado a nuestro país. Además de los logros artísticos que han alcanzado estos protagonistas y hacedores de la danza en el mundo, hace referencia a sus contribuciones para abrirles paso a otros bailarines y a la lucha por legitimar su actividad, lo que aún no han conseguido.

    Concluye al señalar que “dentro de la danza escénica se da la reproducción del capital simbólico y social, y nos permite conocer y acercarnos al juego de representaciones y significados de la realidad. Esta forma artística reproduce estereotipos de hombres y mujeres, sus movimientos y conductas culturalmente asignados, la división sexual del trabajo y los usos legítimos de sus cuerpos, pero, también es un medio privilegiado para que los hombres y mujeres se expresen en toda su complejidad usando una fuerza subversiva por excelencia: el cuerpo, sus operaciones e imágenes”.

    Margarita Tortajada es licenciada en Ciencias Políticas por la UNAM, maestra en Educación e Investigación Artísticas por el INBA y doctora en Ciencias Sociales por la UNAM. Es investigadora del CENIDID desde 1988 e integrante del Sistema Nacional de Investigadores. Ha Conjuntado su experiencia dancística y su formación académica en los diversos trabajos que ha realizado sobre la danza y sus artistas, es autora prolífica de textos sobre análisis históricos de la danza mexicana. Destacan entre sus libros Danza y Poder I y IILa danza escénica de la Revolución mexicananacionalista y vigorosaMujeres de danza combativaLuis Fandiño Danza generosa y perfecta, Frutos de mujer, Danza de hombres y 75 años de danza en el Palacio de Bellas Artes.

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