DA UN GIRO A SU CARRERA TRAS DIEZ AÑOS DE ÉXITO CON
“LAGRIMAS DESORDENADAS”, SU DISCO MÁS COMPLETO
Tras vender más de 1.200.000 copias de sus cinco trabajos, y llevar a sus conciertos a más de un millón de personas en toda España y Latinoamérica, el asturiano presenta un nuevo trabajo que ha compuesto íntegramente y donde muestra una nueva senda en su carrera
Uno de los temas de conversación más recurrentes durante los últimos meses en todo el país es “el gran descubrimiento” que ha sido Melendi tras su paso por el programa más exitoso de la televisión en España de los últimos años, La Voz. No deja de ser curiosa la capacidad que tiene la televisión para erigirse en descubridora de figuras por mucha guerra que lleven dada en sus respectivos campos de batalla. Porque “La Voz” lo único que ha hecho para ese 1.200.000 personas que tienen uno de sus cinco discos en casa o, sobre todo, para cualquiera del más de un millón de personas que han pasado por recintos de Madrid, Barcelona, Buenos Aires, Caracas, México DF o Bogotá con las entradas agotadas, es confirmar lo que ya sabían: el enorme poder de atracción de un artista hecho a sí mismo, la capacidad de un asturiano nacido para la música de ser capaz de labrarse una carrera en permanente ascenso desde hace una década para ahora, a sus 33 años, estar en el mejor momento personal y profesional de su carrera. Y la prueba tiene nombre y apellido:Lágrimas desordenadas.
Porque hay una cosa que sí es cierta: un nuevo Melendi se abre paso a golpes de piano y guitarra sobre ese Melendi que muchos ya conocían. ¿Puede haber dos Melendis en un mismo disco? Claro que sí. Incluso una manera diferente de cantar. “Bueno, es que yo incluso me atrevo a decir que es el primer disco en el que he cantado”, dice el asturiano, que como siempre vuelve a firmar todas y cada una de las letras de este nuevo trabajo, donde imperan los temas autobiográficos pero también historias de cada día, esas que se va encontrando en su camino ya vengan de la calle, sus más cercanos o la televisión. “Cualquier detalle es bueno para tener una historia detrás, lo único que hay que hacer es saber tirar del hilo correcto”. Ahí están la propia Lágrimas desordenadas o Tu lista de enemigos, más cercanas al Melendi que todos conocen en sus anteriores trabajos, pero también Cheque al portamor o Aprendiz de caballero, auténticas lecciones de sabiduría vital interpretadas como nunca antes se había atrevido. Melendi se ha estado buscando durante mucho tiempo, y nunca ha estado más cerca de encontrarse. “Vuelvo a contar historias tras un proceso fuerte de transición en muchos sentidos, donde creía que ya no me quedaba nada dentro porque había hablado mucho de mí. Sí, hay algo de aquellos primeros discos en lo que a ver la vida se refiere, pero contadas y transmitidas de muy diferente manera, y obviamente con una producción que nada tiene ya que ver con hace una década”.
Melendi tiene claro que empezó muy verde en la música, y el camino es lo que le ha hecho ver lo que quería hacer. “Siempre he hecho lo que he querido, nada ni nadie me ha impuesto nada, pero eso es precisamente lo que me ha traído hasta aquí”, dice siendo consciente de que la madurez, la edad y la experiencia ha variado el prisma de su mirada, y por tanto de lo que expresa de su puño y letra. “Se acabó pelearse con el mundo y contra mí mismo”, reconoce, aunque canciones como De pequeño fue el coco supongan un autoanálisis tan brutal que incluso estremece. “Es sin duda la canción que he escrito en toda mi vida que más y mejor me define y con mayor intensidad, donde además cuento mi crecimiento personal. Siempre he sido mi mayor enemigo, no hace falta que nadie venga a ponerme los pies en el suelo porque ya lo hago yo más que de sobra”. Por eso, cuando recuerda sus primeros discos, no deja de ver fallos, las cosas que antes hizo y ahora no repetiría. “Pero gracias a ellas he avanzado y aprendido. Puedo incluso pensar que hay canciones que ya no me apetece cantar, pero ya no son mías sino de la gente, algunas están ligadas a momentos de sus vidas y, sólo por eso, jamás renegaré de ellas”.
Ahora, con Lágrimas desordenadas a punto de ver la luz y su continuo trabajo solidario junto a la Asociación Española contra el Cáncer o Save the children, por ejemplo, más su participación en La Voz, no puede estar más en paz consigo mismo. ¿Qué muchos creen haberle descubierto ahora? Está bien, no se lo vamos a discutir porque es cierto que Melendi está en un crecimiento constante en estos 10 años en los que no ha dejado de subirse gente a su barco. Pero este asturiano de 33 años tiene la música dentro desde que en 2001 entró a formar parte de su primer grupo, “El bosque de Sherwood”, grabó una maqueta con tres temas que, en menos de dos años, le llevó a tener un primer disco en la calle, “Sin noticias de Holanda”, que se convirtió en la revelación del año. Y a partir de ahí, ya es historia hasta hoy. Porque con cada disco, Melendi abre un nuevo capítulo en su vida. Y Lágrimas desordenadas es el más maduro, completo y transmisor de emociones de todos ellos. Pasen, y escuchen.