La productora, directora y actriz mexicana Sylvia Eugenia, ahora se presenta en una intervención performática, desde un confesionario en la
antigua Iglesia Sainte –Brigide, en Montreal.
Después de su triunfo en el Festival Iberoamericano de Teatro en Cádiz, la mexicana aceptó la invitación de Pol Pelletier,actriz, investigadora escénica y fundadora del teatro experimental canadiense, para trabajar juntas en varios proyectos.
La destacada artista escénica Sylvia Eugenia, productora, fundadora y directora de la compañía de teatro emergente, Entre Piernas, enfrenta otro desafío actoral, ya que después de su brillante intervención en el Fuerte de Cádiz dentro del Festival Iberoamericano de Teatro, donde dignamente representó a México, actualmente se encuentra en Montreal, Canadá realizando un propositivo e interesante trabajo dentro de un confesionario en la milenaria Iglesia Sainte-Brigide.
El performance consiste en que la mexicana elije a integrantes de la audiencia para invitarlos a sentarse dentro del confesionario en el área donde comúnmente se encuentran los sacerdotes, después les realiza la siguiente pregunta: ¿Es el pecado lo único que une al cielo con el infierno? Finalmente Sylvia termina el performance confesando un “pecado personal” auténtico. Una vez hecha la confesión la persona dentro del confesionario reacciona, aconseja y/o absuelve a la connotada artista mexicana.
En relación al recinto católico de Sainte-Brigide, éste ha sido ocupado durante noviembre y diciembre por la mítica artista (antropóloga teatral), canadiense Pol Pelletier, ya que precisamente fue ella quien convoco a la mexicana para acompañarla en diversos eventos artísticos, iniciando su trabajo conjunto en este templo. Además del performance en el confesionario, Sylvia también ha sido invitada a realizar un acto escénico radical en conmemoración del aniversario luctuoso de 14 mujeres estudiantes de ingeniería, quienes fueron asesinadas por un hombre armado con filosofía anti-feminista, el 6 de diciembre de 1989, dentro de las instalaciones del Instituto Politécnico de Montreal. Tanto Sylvia Eugenia como Pol Pelletier, enarbolan el respeto absoluto a los derechos humanitarios de todos los individuos, sin que para ello importe raza, sexo, preferencia, nacionalidad, profesión y/o religión.